julio 29, 2011

Revaluacion un enemigo para el empleo




Revaluación destructiva

por Eduardo Sarmiento Palacio Sunday, Apr. 24, 2011 at 11:43 AM

La solución sería cambiar las concepciones del Emisor

A finales de 2010 el Banco de la República anunció la compra de US$400 millones mensuales para mantener el tipo de cambio. En un principio la medida funcionó y el tipo de cambio se devaluó, pero una vez llegó a $2.000, los especuladores precipitaron su desplome a menos de $1.800. Se repitió la historia.

Luego de ocho años de fracasos no se ha entendido que mientras los especuladores adviertan que las autoridades monetarias no están dispuestas a comprar la totalidad de las divisas para mantener la escasez del mercado, apostarán a que el Banco aflojará en un momento y en consecuencia procederán a vender divisas precipitando su caída. Así, en los últimos cuatro meses adquirieron dólares entre $1.800 y $1.900 y los vendieron entre $1.900 y $2.000.

La revaluación le está propinando un daño irreversible a la economía. Las importaciones crecen cinco veces más que el consumo y el abaratamiento de los productos foráneos desplaza la mano de obra al desempleo y a la informalidad. No existe espacio para el trabajo y el valor agregado nacional. El empleo crece 1% y el consumo de energía cae.
A diario se acrecientan la vulnerabilidad externa y los síntomas de enfermedad holandesa. El déficit en cuenta corriente asciende a 4% del PIB y si se le sustrae el aumento de los precios de los minerales, se duplicaría. En suma, la economía carece de los fundamentos para avanzar muy por encima del modesto 4% de la década.

No es fácil entender en las condiciones actuales de revaluación la petición de los gremios de bajar más los aranceles de las materias primas y bienes de capital no elaborados en el país. A la larga acentuaría el desarrollo industrial fundamentado en el ensamble de bienes finales que enfrentan limitaciones de demanda por tratarse de la parte más elemental del proceso productivo. Tal como ocurrió en la última década, se achicaría la participación del sector en el PIB.
La principal limitación para levantar el tipo de cambio es la concepción monetaria dominante. En las descripciones más básicas se muestra que no es posible mantener el control monetario y la regulación de tipo de cambio. A menos que la autoridad monetaria adopte un tipo de cambio y anuncie que comprará todas las divisas a ese precio, la intervención está condenada a ser neutralizada por los especuladores.
Por lo demás, se requiere una consistencia fiscal. Las tasas de interés de los TES, que en la actualidad están en 8,5% y constituyen un estímulo infinito para traer dólares, deben reducirse a menos de la mitad mediante la compra de los títulos por parte del Emisor.

Para completar, habría que eliminar el método de inflación objetivo y reemplazarlo por un manejo monetario selectivo, más basado en indicadores de producción. Una parte de la expansión monetaria se esterilizaría, sin mayor dificultad, con depósitos a las entradas de capitales y las importaciones y encajes a los títulos de ahorro. La otra parte sería absorbida por el sistema. Dados el abultado déficit en cuenta corriente y el elevado desempleo y subempleo, es difícil que las alzas provenientes del exterior se extiendan a los precios al consumidor. Así las cosas, la regulación cambiaria se garantizaría sin mayor efecto inflacionario.

La solución verdadera a la revaluación es el cambio drástico de las concepciones y prioridades del Banco de la República. El dilema no es de poca monta. El país se encuentra entre dejar que la revaluación continúe devastando la industria, la agricultura y el empleo formal, y sustituir la prioridad del control monetario por la estabilidad cambiaria. Esta opción significa, ni más ni menos, reconocer el fracaso de la teoría monetaria dominante que justificó el actual Banco de la República y abandonar sus componentes centrales, el cambio flotante y la inflación objetivo.


El Espectador, 24 de abril de 2011

julio 26, 2011

Los depósitos están asegurados: Fogafin




Los depósitos están asegurados: Fogafin



EN CASO DE que una entidad entre en quiebra, los ahorros de los colombianos están garantizados. El Fogafin dispone de un colchón de 6,9 billones de pesos para responder hasta por 20 millones de pesos, el monto del seguro de depósito que tienen 36 millones de cuentas. 

Fogafin, el Fondo de Garantías de Instituciones Financieras, cuenta hoy con ocho billones de pesos para atender cualquier asomo de riesgo del sistema financiero colombiano.
De ese total, 6,9 billones de pesos corresponden a recursos recogidos por concepto de prima de seguro de depósito, y el resto proviene del pago que hacen los fondos de pensiones por el cubrimiento de la garantía de rentabilidad asegurada.

El 80 por ciento de esos recursos están invertidos en dólares (en este caso en Bonos del Tesoro Americano) y 20 por ciento en pesos, mientras el mercado internacional se recompone por la crisis económica.

Mónica Aparicio Smith, directora de la entidad, señaló ayer que el seguro de depósito se amplió, ya que pasó de 15 millones a 20 millones de pesos.

Así las cosas, si una institución financiera atraviesa por dificultades de solvencia y por alguna circunstancia se quiebra, los ahorradores con cuentas que no sobrepasen 20 millones de pesos, recibirán la totalidad de los recursos.

"Se calcula que el número de depositantes en Colombia es de 36 millones, dentro de los cuales la cobertura del seguro de depósito alcanza el 98 por ciento. El seguro de depósitos le permite a la gente vivir tranquila. Es decir, esos ahorros que están en las entidades financieras se garantizan", indicó Aparicio.

Los dineros de los colombianos respaldados por las reservas de Fogafin están representados en cuentas corrientes, todos los depósitos de ahorro, los CDT y las aceptaciones bancarias.

Sin embargo, la funcionaria recalcó que los bancos e instituciones financieras del país están sanos y por ahora no hay ningún riesgo.

La directora del Fogafin también destacó que en la coyuntura actual el organismo continúa haciendo un monitoreo constante al sistema financiero colombiano y que se aprendió la lección de las crisis del pasado, especialmente la de finales de los años 90.

"Las crisis dejan lecciones y Colombia aprendió que no hay nada más rentable que una supervisión y regulación financiera. Aprendió que ser conservador y no dejar crecer la cartera es algo que se les devuelve a las entidades".

Y aunque el seguro de depósito es un respaldo que tiene el Gobierno para los ahorradores, reiteró que en este momento no hay necesidad de usar ese tipo de reservas porque se ve que el sistema financiero goza de buena salud.


Quedan dos entidades pendientes

De 24 bancos que fueron liquidados durante la crisis del sistema financiero colombiano en los años 90, quedan dos liquidaciones pendientes: Instituto de Fomento Industrial (IFI) y Banco Cafetero. La primera estará lista a finales de este mes, y la segunda el próximo 30 de noviembre. La directora del Fogafin, Mónica Aparicio Smith, aseguró que de los 26,4 billones girados por el Gobierno se han recuperado 22 billones de pesos. El tiempo estimado para una liquidación de este tipo es de ocho años, pero estas dos mencionadas llevan 11 años.
Gustavo Gallo Machado Medellín Publicado el 4 de junio de 2009